En Moldavia se baila mucho y con pasión. La gente se
reúne en círculos, como si formaran una rueda, llamada hora, y al ritmo de
cornamusas, flautas de Pan y violines se mueven muy animados.
La hora es uno de los elementos que mantuvo unidos a
los moldavos y, como una verdadera “rueda”, movió los espíritus de los
habitantes durante siglos y siglos. Este baile nacional corre por las venas de
cada moldavo. Indiferentemente si es en el país o fuera de él, el corazón de
los ciudadanos de Moldavia late más fuerte cuando oye el sonido de la hora.
El detalle que hace al baile moldavo aún más
maravilloso es el traje nacional, compuesto por túnicas, llamadas ie, faldas y
sombreros bordados muy elaborados.
Este es el componente más pasional de nuestra cultura,
la hora, que nos hace sonreír, amar y vivir.
Daniela Isac (Estudiante de español en la USM)
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